COACHING: COMPAÑERISMO EN EL EQUIPO DE TRABAJO
En los momentos que estamos viviendo es difícil tener un buen equipo, se priorizan aspectos más materiales, o asuntos más personales, e incluso la falta de empatía es un tópico muy real.
Primero yo, luego yo y luego… pero siempre que yo tenga todo lo que quiero.
A pesar de todo y todos, yo llevo la razón.
Os cuento una historia, que pasó hace tiempo, en mi anterior trabajo y dónde me plantee muchas dudas, sobre que era ser buen compañero…me hubiese venido genial tener las herramientas que tengo ahora.
Recientemente tuve un pequeño percance en el trabajo, y sin comerlo ni beberlo, la última perjudicada fui yo.
Todo ocurrió mientras yo realizaba un trabajo fuera de la oficina, y cuando llegue, el ambiente estaba tenso. Una disputa entre dos de mis compañeros. Uno por ser muy estricto pues pensaba que lo realmente importante eran los resultados y el otro por ser más flexible ya que decía que había que tener más en cuenta los sentimientos de las personas a la hora de pedir sus datos, ya que no eran simple números y había que ponerse en su lugar.
La falta de escucha, de entendimiento y empatía, entre ambos conllevo a que el ambiente aún fuera más tenso si cabe. Cuando llegue a la oficina ambos me explicaron el porqué de su enfado y ambos tenían su parte de razón, pero no había que llevar las cosas tan lejos y se podía haber llegado a un mejor entendimiento sin causarse daño pues estaban llevando la disputa al terreno personal, faltandose el respeto.
Ante esto, cuando estamos en un trabajo de atención al público, es fundamental no prejuzgar ni poner etiqueta a las personas. Hay que entender que la gente demanda un servicio porque lo necesita y hay gente que acude a determinados servicios públicos pues porque ya no le queda otro remedio y pasan mucha vergüenza, por ello pienso que es fundamental tener habilidades para saber atender de forma adecuada.
El caso es que, mis compañeros me querían convencer de algo que yo había visto claro, desde un principio, a pesar de no estar en el inicio de la disputa y no podía darle la razón a ninguno, pues mi forma de actuar hubiese sido otra.
Me pusieron entre espada y pared, los dos, pues a los dos conocía, y lo peor es que mi jefe nos convocó a una reunión para aclarar lo sucedido, con falta de tiempo como siempre, no escucho mi postura, vio que yo no me inclinaba a favor de nadie a pesar de que había uno que me lo reclamaba pues pensaba que llevaba la razón y le dolió mi postura, pues yo no me puse del lado de nadie, solo dije que se podía haber resuelto de otra manera entonces fue cuando mi jefe me catálogo de mala compañera.
¿Cómo hubierais actuado vosotros? ¿Salvar el pellejo? ¿No perder a un compañero a costa de otro o creyendo en vosotros?
Era su criterio, no obstante mi ética personal, y mi conciencia predominó, yo me mantuve tranquila, y sé que lo que hice fue lo mejor a pesar de que ellos, no lo vieran así en un principio, les explique por qué no me puse de ninguna de las dos partes, para que existe el compañerismo pero no, para usarlo enfrentando unos valores contra otros, pues en mi caso no sería coherente con mi forma de ser.
Mi intención no era hacer daño a nadie con mi decisión, pero no podía ir en contra de mis principios y valores, por querer ser fiel a ellos.
En ese momento no se trataba de ser buenos compañeros sino de hacer bien las cosas, y gestionar las emociones, practicando la empatía y siendo asertivo, y sobre todo atender como Dios manda, pues ese es nuestro trabajo.
Mi propósito desde entonces fue evitar que esto volviese a ocurrir mientras yo esté presente y siempre que llegue a tiempo.
A nadie le gusta que le digan que se ha equivocado, pero yo por mi parte, aprendí mucho. No sé si el resto también.
Somos personas y no números, no es solo una gestión organizacional, en nuestro trabajo hay muchos más sentimientos de ayuda implicados. El daño innecesario es gratuito, vamos a dar regalos y no disgustos, que bastante tenemos ya todos.
La satisfacción que se tiene cuando has hecho que los demás se sientan bien, seguros, acompañados, no tiene precio (lo sabrás si lo experimentas y más de una vez).
La satisfacción de saber que otra persona está bien por haber compartido una situación o momento con ella y el resultado ha sido satisfactorio para ambas partes y principalmente para la otra persona.
Sí que es verdad que cuando lo estás haciendo, te cansas, piensas si valdrá la pena, piensas que sacaras de provecho de hacerlo y muchas cosas más, cada persona somos diferentes y tenemos pensamientos diferentes…
el resultado es el mismo, paz interior.
Sin ninguna duda si uno quiere ser coherente con lo que dice, ha de hacer y demostrar y la mejor manera es haciendo con hechos lo que dices, es la mejor manera de tener ética.
A veces tienes la sensación que todo va mal, que todo lo que haces para que tu equipo tiré adelante, para que tu equipo sea productivo, para que tu equipo se sienta bien no sirve para nada, y de golpe las cosas empiezan a funcionar bien, empiezan a ver resultados, después de haber tomado decisiones duras pero necesarias.
Y todo ello se consigue gracias al trabajo en equipo, al buen compañerismo, no solo poner buenas caras si no, ayudarse y aprender juntos de los errores, en que todo el equipo ha pensado en el bienestar del grupo, solo así las cosas pueden funcionar a corto y largo plazo, ha sido posible porque nos hemos sentado, hablado y tirado para el mismo objetivo.
Sigo con mi propósito y como coach profesional así me lo he propuesto, usando herramientas que faciliten la comunicación.
Esta es mi opinión.
¿Y Tú? ¿Habrías actuado igual? ¿Eres buen compañero? ¿O te riges por otros valores?
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Tu Coach.
Susi Nieto
Es una gran verdad lo que describes en tu artículo, aunque en muchas ocasiones son los mismos que dirigen los equipos de trabajo los que con sus acciones implantan el enfrentamiento entre sus componentes.
Te doy la razón, pues hay personas que piensan que enfrentando a su equipo y generando rivalidad entre ellos van a conseguir mejores resultados e incluso no les interesa que haya una cierta amistad o afinidad entre ellos.
A la larga las personas se sienten mal y su principal objetivo no son los resultados, si no encontrar un puesto de trabajo coherente a sus valores, un lugar dónde pueden desarrollarse y aprender aportando valor y no emociones negativas.
Se trata de ser feliz con lo que se hace. Estando agusto, se trabaja por unos fines comunes, pero el enfrentamiento crea desasosiego y malestar.
Gracias por tu aportación.