MANEJA TU IRA, NO PIERDAS MÁS TIEMPO

6 TIPS para Relajarte y Alinear tu vida

Todos nos enojamos ya sea en el trabajo con nuestros compañeros o superiores, con nuestras parejas, con nuestros hijos e incluso con nosotros/as mismos,  pero la furia fuera de control no es buena para quienes se encuentren a tu alrededor e incluso puede hacerte daño a ti y al resto.

La ira es un estado emocional que varía en intensidad, puede ser  leve o intensa y está acompañada de cambios psicológicos y biológicos. Al sentir ira normalmente nuestro estado es agresivo y respondemos agresivamente cuando nos sentimos atacados.

 

Es bueno un  leve grado de enojo para preservarnos al sentirnos agredido/as, ofendido/as o provocado/as pero  mejor es saber cómo mantenerlo a raya para evitar el aumento de la  frecuencia cardíaca y presión arterial.

 

Es necesario tener  habilidades  y herramientas que nos permitan reducir este estado de ira, es decir, ante cualquier situación que nos ofusque, usar nuestros recursos para que este estado no nos repercuta y nos dejemos llevar por él.

 

Puedes enfadarte con una persona específica (como un compañero de trabajo o supervisor) o por algo ocurrido (tráfico lento, un vuelo cancelado), o tu enfado  puede ser causado por estar preocupado/a o taciturno/a debido a tus problemas personales (hijos, conciliación familiar). Los recuerdos de hechos traumáticos también pueden despertar sentimientos de ira.

 

¿Te has preguntado cuánto tiempo desperdicias por estar enfadado/a o enojada/o?

Mucho, casi todo el día e incluso semanas… ¿Qué pensarías si te dijera que en 90 segundos, podemos superar ese estado?  Muchas personas piensan que eso es imposible pues su respuesta es: Si yo llevo enfadado 1 año o estoy triste desde hace meses” y yo siempre les digo lo mismo… esa emoción durará el mismo tiempo que tu decidas que dure, pero como mínimo serán 90 segundos, así que reflexiona y piensa cuanto tiempo has derrochado o has dejado que la relación empeore, sin resultado alguno.

 

La neurociencia nos enseña que en la parte central del cerebro, integrada dentro del sistema límbico, está situada la amígdala cerebral, la mayor responsable de nuestras emociones.

Frente a un estímulo o situación, esa amígdala segrega una sustancia que, a su vez, estimula otros centros del sistema límbico, formando una “mezcla” responsable de cada emoción. Esta combinación entra en el torrente sanguíneo y produce los efectos físicos de la emoción: sudoración, enrojecimiento, palpitaciones, tensión muscular, risa… Esta reacción tarda unos 90 segundos en ser reabsorbida por el cuerpo y desaparece.

¿Nunca te ha pasado que alguien o algo te asusta y tu corazón late a gran velocidad? Cuando te das cuenta que es una broma, progresivamente ese “miedo” empieza a desaparecer.

¿De qué depende que esa emoción se mantenga en el tiempo? Las emociones en sí mismas son temporales, sólo dependerá de LA IDEA ASOCIADA A ESA EMOCIÓN.

Lo mismo pasa con la ira o el enfado… Si la idea a la que la emoción está asociada se repite, no dejamos de pensar en ella— la emoción se renueva por sí misma “reiniciando” de nuevo esa mezcla de sustancias que provocan esa emoción.

Si nos enfadamos con alguien y eso provoca en nosotros una emoción de IRA, tal y como hemos comentado, ésta durará 90 segundos.

¿Entonces como puede ser que las personas estemos años sin hablarnos, manteniendo una emoción de ira y odio, debido a una discusión o situación concreta?

PORQUE ASOCIAMOS LA EMOCIÓN A ESA IDEA O SITUACIÓN CONCRETA, y al volver a pensar en ella ponemos nuestro foco de atención en ese hecho que, a su vez, hace que la amígdala vuelva a segregar la sustancia creando de nuevo la mezcla de la misma emoción que sentimos.

Es como un círculo, del cual no logramos salir, pues nuestros pensamientos asocian la emoción a esa idea o situación creada y no la liberamos.

Si nos focalizamos constantemente en algo que nos enfada, estaremos “renovando” continuamente el enfado en nosotros. De la misma manera que cuando algo nos hace mucha gracia o vivimos una situación placentera, volvemos a segregar “esa mezcla mágica” que nos vuelve a hacer que nos riamos en carcajada o que volvamos a sentir como en nuestra piel aquel momento.

En este caso si la emoción es positiva para nosotros, es genial para nuestra “salud” volver a recrear ese momento que nos hace sentir bien … pero si la idea asociada nos hace sentir tristeza, rabia, temor, fobia … por lo menos sabemos que esa emoción solo dura 1 minuto y medio, solo depende de nosotros hacerla fugaz.

MANEJO DE LA IRA

Muchas veces no es fácil desvincular y hacer que esa emoción no dure más de un minuto y medio, (pero en el trabajo no es bueno que te dure mucho y con tus hijos o pareja tampoco) por eso yo nunca aconsejo recurrir a medicación artificial ya que nosotros mismos somos capaces de usar nuestros recursos (aquí hay unos cuantos) y controlar  nuestros pensamientos y nuestras acciones.

En cuanto sientas esa emoción y tu foco se disperse hacia lo negativo prueba a beber un vaso de agua saboreándola, haz una pequeña caminata si puedes, respira profundo y pausado… cualquier cosa que te sirva para relajar la mente, cambiar la composición química de la sangre y sacarte del foco de aquello que te produjo esa emoción.

Si no te sientes capaz, pide ayuda para lidiar mejor con esa emoción.

NO HAY EMOCIONES ETERNAS, SINO CREENCIAS QUE NOS HACEN “CREER Y CREAR” ESA ETERNIDAD.

Sabes que en cualquier  ambiente, tanto la convivencia como el hecho de compartir proyectos con otras personas son temas difíciles y para muchos, supone un reto negociar  la diferencia de opiniones, así como esquivar con éxito el manejo que cada persona hace de las emociones.

 

Robert Brooks y Sam Goldstein, autores del libro El poder de la resiliencia de Editorial Paidós, explican que la ira y la frustración nos alejan de la práctica de una comunicación efectiva, por esta razón los especialistas recomiendan guiar la comunicación en base a las siguientes preguntas:

Clave: Hay que ser consciente al responderlas

¿Me gustaría que me hablasen de la forma en que yo hablo a los demás?
¿Cómo me describirían las personas con las que me relaciono cuando me comunico con ellos?
¿Qué hace que sea más fácil escuchar a los demás?
¿Qué dicen o hacen los demás que provoca que me “desconecte” y no los escuche?

El objetivo de estas preguntas es tomar consciencia y reflexionar si cuando sentimos ira, inconformidad o irritación, dañamos la comunicación que entablamos con otras personas, y esto nos aleja de la solución, sea la que sea, provocando  que el problema crezca en vez de llegar a un acuerdo o pacto fructuoso.

El análisis

Es normal que a veces surjan diferencias con las personas que no podamos evitar pero si podemos aprender a manejar aquello que sentimos, de tal forma que no atente contra nuestra estabilidad emocional, nos aleje y perjudique, así como no nos haga perder oportunidades y tiempo.

Los autores Robert Brooks y Sam Goldstein  dan mucha importancia al uso de las palabras que decimos en esos momentos de alteración, para sí hablar sin ofensas o expresiones hirientes, ya que aseguran, esto impactará de manera negativa en nuestras relaciones ya sea en nuestro trabajo o con nuestros familiares y amigos.

La comunicación puede unir o separar. Por lo que sería importante y necesario  descubrir la naturaleza de los conflictos, ya que si por ejemplo, el origen es la deshonestidad, la falta de confianza o abuso de poder, el problema a resolver es distinto.

Al reflexionar puedes averiguar si se trata de un   asunto de comunicación en el que tienes que trabajar junto con la persona implicada para mejorarlo, o sencillamente, veis y vivís el mundo de manera diferente.

Es imposible evitar algunos bofetones de la vida, sin embargo, si nuestra capacidad de respuesta hacia los apuros aumenta y nuestra comunicación en el tratamiento de los conflictos es efectiva, lograremos que el enojo no sea un tropiezo constante en el ambiente laboral o familiar y por el contrario, las decepciones sean oportunidades para desarrollarnos como mejores personas.

“La perseverancia es el motor del éxito”.

 Aquí te traigo 6 tips para ayudarte en el manejo de tu ira y tranquilizarte.

 

1.       Relajación

Simples técnicas de relajación como respirar profundamente y la meditación relajante pueden ayudar a calmar sentimientos de enojo. Si tu pareja es irascible también, sería una buena idea que ambos aprendierais estas técnicas.

 

2.       Cambiar los pensamientos

 

Ahora cuando te enfades tomate unos segundos y  antes de  maldecir, insultar y  hablar con términos muy subidos de tono procura  reemplazar estos pensamientos por otros más razonables. Por ejemplo, en lugar de decir, «Ay, es horrible, es terrible, se arruinó todo,» puedes decir «es frustrante y es comprensible que esté disgustado/a pero no es el fin del mundo y enojarme no va a solucionarlo.»

 

Ten cuidado con las palabras «nunca» o «siempre» cuando habla sobre usted o sobre otra persona. «Esta máquina nunca funciona» o «Siempre te olvidas de las cosas» pues distancian  y humillan a las personas que de otro modo podrían estar dispuestas a colaborar contigo  para hallar una solución.

Hay muchas otras palabras con las que hay que hay que poner especial cuidado al usarlas.

 

Recuerda que enojarse no va a solucionar nada, que no te hará sentir mejor (y que, en realidad, puedes estropearlo más).

 

Como parte de este cambio de forma de pensar, las personas enojadas deben tomar conciencia de su naturaleza exigente y convertir sus expectativas en deseos. En otras palabras, decir «me gustaría» algo es más sano que decir «exijo» o «debo tener» algo.

 

3.       Resolución de problemas

Es inevitable sentir ira pues hay problemas reales y supone dar respuesta a algunas dificultades, para hallar la solución  pero aún es más sano concentrarse no tanto en hallar la solución sino en cómo manejar y enfrentar el problema.

 

Las personas que tienen problemas con la planificación pueden considerar útil buscar una buena guía para organizarse o administrar el tiempo. Resuelve a dar lo mejor de sí, pero también a no recriminarte si la respuesta no surge de inmediato.

4.       Mejor comunicación

Como ya dije anteriormente para mejorar la comunicación y evitar males peores, hay que pensar en las respuestas y no ser extremistas, es decir ante una discusión acalorada lo primero es tranquilizarse y pensar las respuestas. No digas lo primero que pase por tu mente, tranquilízate y piensa con cuidado sobre lo que deseas decir. Al mismo tiempo, escucha activamente  lo que está diciendo la otra persona y tómate tu tiempo antes de responder.

 

Escucha también al trasfondo de la ira. A veces eso nos confunde y juzgamos anticipadamente. Por ejemplo, imagina que en la relación de pareja tú quieres tener cierto grado de libertad y espacio personal y tu  pareja desea tener una mayor comunicación y una relación más estrecha. No contraataques describiendo a tu pareja como un carcelero, un guardián o un estorbo.

Aunque es normal ponerse a la defensiva ante las críticas; escucha el trasfondo de las palabras. Tal vez el mensaje es que la persona se siente abandonada y no querida.

 

No permitas que tu ira, ni la de tu pareja, hagan que la discusión se salga de control. Mantenerse tranquilo puede evitar que la situación se vuelva desastrosa.

 

¿Te imaginas cuantas separaciones se podían haber evitado, si fuésemos más conscientes y practicásemos siempre la escucha activa?

 

5.       Usar el humor y la imaginación

El «humor tonto» puede ayudar a calmar la furia, como por ejemplo:

 

Si insultas a alguien con la expresión “caranalga” o “croqueto”, luego detente e imagina cómo sería literalmente esa palabra, imagina una caranalga o un croqueto en el escritorio de tu compañero, hablando por teléfono y asistiendo a reuniones. Haga esto cada vez que desee insultar a otra persona; si puedes, haz un dibujo de cómo se vería. Esto calmará bastante tu furia; y a menudo puedes recurrir al humor para ayudar a aliviar una situación tensa.

 

Usa el humor de forma inteligente, no te rías de tus problemas, enfréntate a ellos de forma constructiva y no lo uses de forma cruel y sarcástica ya que no es saludable.

 

 

6.       Cómo cambiar tu entorno

A veces es nuestro entorno inmediato el que nos causa irritación y furia. Date un respiro. Asegúrese de tener «tiempo personal» programado para los momentos del día que sabe que son especialmente estresantes. Por ejemplo, yo como madre que trabajo he establecido  una regla fija de que cuando llego del trabajo, los primeros 15 minutos deben ser un momento tranquilo. Con este breve respiro, me siento  mejor preparada para manejar las exigencias de mis hijos sin que me saquen de quicio.

 

Estos recursos están a tu alcance y  te ayudan a superar y manejar tus enfados de forma coherente y sana, disminuyen los conflictos, mejoran las relaciones y nos ayudan a ser más productivos perdiendo menos tiempo en intentar resolverlos.

La forma en que empiezas el día y decides como pasarlo, es como lo terminas.

¡Ánimo! Comienza a usar estos tips cuando surjan discusiones o malentendidos  y me cuentas, cada vez serán menos.

Espero que una vez leídos y puestos en práctica, entrenes a diarios estos 6 trucos, reflexiones sobre ello y te ayude a organizarte mejor en tu trabajo, casa o quehaceres diarios.

 

Como siempre te digo tu día pueden dar mucho de sí, si sabes sacarle provecho y te sientes satisfecha/o, por poco que hagas siempre avanzarás sin rendirte y las energías no se agotarán y podrás obtener abundancia extra y tiempo con amor.

 

Por Susi Nieto, Coach profesional

Blog: Reinvéntate y aprende a desaprender

Página web: Susinieto.com

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