10 Nuevas Claves para Desarrollar tu Inteligencia Emocional
Ya sabes que la inteligencia emocional puede explicarse en función de cómo gestionas tus emociones y las de los demás.
Una vez más vuelvo hacer hincapié en ello y de nuevo te traigo nuevas formas, para seguir mejorando tu inteligencia emocional, Muchas de ellas ya las conoces pero tal vez te cuesta trabajo ponerlas en práctica, o bien no sabes cómo hacerlo, espero que siguiendo este post pueda orientarte, a mí siempre me ayuda.
En el artículo de enero 5 CLAVES PARA MEJORAR TU INTELIGENCIA EMOCIONAL ya vimos como recalcar la utilidad de la inteligencia emocional y sus cinco habilidades prácticas.
Ahora mi pretensión es desarrollarla, si aún no te has visto capaz de hacerlo y para ello te explico cómo.
En la siguiente imagen los dos ejes que aparecen son los cuadrantes que definen la inteligencia emocional:
- Autoconciencia: la habilidad de reconocer e identificar las emociones en ti mismo, así como su origen.
- Autocontrol: tu capacidad de controlar los impulsos y retrasar la recompensa inmediata.
- Empatía: la habilidad para conectar con las emociones y motivos de los demás.
- Habilidades sociales: la capacidad de relacionarte satisfactoriamente con los demás, gestionar conflictos, comunicarte claramente e influir sobre las personas.
Otros autores también añaden la motivación a tu eje emocional.
¿Realmente se puede mejorar la inteligencia emocional?
Sí, pero hay que saber trabajarla dedicando tiempo y esfuerzo, ya que la educación recibida, genes, y experiencias infantiles son factores determinantes y condicionan mucho nuestra realidad.
También es cierto que mejora con los años de ahí el dicho de que ¡la gente madura con la edad!
Los buenos programas de formación sí funcionan y pueden ayudarte a desarrollarla:
- No pueden hacer milagros, pero los estudios y metaánalasis demuestran que son capaces de mejorar la inteligencia emocional un 25% en promedio, y en el caso de las habilidades sociales, hasta un 50%.
- Gracias a la plasticidad neuronal, el término que los neurólogos usan para referirse a la capacidad del cerebro para cambiar a cualquier edad, es posible aprender empatía y gestión emocional. En este último caso, la mejora puede llegar hasta el 35% .
Y si alguien te da feedback, mejor que mejor:
Hay investigaciones que demuestran que la forma en que nos vemos a nosotros mismos tiene poco que ver con la forma en que nos ven los demás. Es un fenómeno muy conocido que en muchas competencias, las personas nos creemos mejor de lo que realmente somos.
Por estas razones, además de seguir un buen programa de formación, es importante que alguien te proporcione una visión imparcial de ti mismo.
Pero hay que tener cuidado con las técnicas que usas, se dice que las mejores estrategias para desarrollar la inteligencia emocional son:
- Principalmente, las basadas en la terapia cognitivo-conductual. Es decir, aprender a cambiar tus pensamientos y las conductas que los acompañan.
- Mejorar tu capacidad de aceptar y perdonarte (la autocompasión, un concepto que cada vez va a sonar más).
¿Y las que no funcionan? Son las Las autoafirmaciones positivas que intentan mejorar tu autoestima con mensajes positivos hacia ti mismo (“yo lo valgo”, “soy el mejor”, “yo me amo”, etc) ya que a menudo. ¡Y pueden convertirte en un narcisista! Si no se aplican y se aprenden adecuadamente.
He encontrado estos pasos que espero te sirvan para mejorar:
10 Pasos Necesarios Para Seguir Mejorando Tu Inteligencia Emocional
Para desarrollar una sana inteligencia emocional:
- Detecta la emoción que hay detrás de tus actos
Las experiencias negativas que sufrimos durante nuestra vida nos enseñan a protegernos con distintas capas como si de una cebolla se tratará y nos enseña a aislarnos de las emociones para protegernos.
Las emociones no se pueden aislar ni eliminar, por ello debes ser capaz de conectar con ellas y entender cómo influyen sobre ti. Cuando algo te haga actuar o sentirte de una determinada forma, párate un segundo, reflexiona sobre la emoción que hay detrás, y encuentra su origen.
Al principio quizás no sepas por qué actúas o te sientes como lo haces. No desesperes. No estás entrenado para hacerlo. Pero a medida que vayas centrándote en tus sentimientos empezarás a encontrar las respuestas.
- Amplia tu vocabulario (emocional)
Sólo hay cuatro emociones básicas a partir de las cuales se crean todas las demás: alegría, tristeza, enfado y miedo (aunque algunos autores añaden sorpresa y angustia).
Cuando intentes reconocer tus emociones te quedes sólo con ellas. No basta con decir “Vale, he identificado mi emoción y es la tristeza”. No. Debes ser lo más específico posible.
Los nombres que pongas a tus emociones te ayudarán a entender cómo te estás sintiendo y por qué. No digas “Estoy triste” si las palabras que mejor describirían tu estado emocional serían decepcionado, compungido, melancólico o herido. Sé concreto.
Tener un vocabulario rico con el que describir exactamente tus sentimientos es muy importante. No dominar el lenguaje limita el conocimiento de lo que estás experimentando, creando la sensación de que no sabes lo que te pasa.
- No te dejes engañar por las apariencias emocionales
Muchas veces las emociones primarias desencadenan otras emociones, y eso nos lleva al error de creer que lo que realmente estamos sintiendo es la emoción secundaria.
Voy a ponerte un ejemplo.
Imagínate que te sientes traicionado porque descubres por una tercera persona que alguien que considerabas uno de tus mejores amigos no te ha invitado a su fiesta de cumpleaños.
Aparentemente la emoción sería la traición, cuyo componente básico es el enfado.
¿Pero lo es realmente?
Si profundizaras en qué ha provocado tu enfado, probablemente descubrirías que la emoción original causante de tu enfado es la tristeza. Estás enfadado con tu amigo porque te ha causado mucha tristeza comprobar que tu amistad no tiene para él el valor que tú esperabas.
- No juzgues la forma en que te sientes
Las emociones tienen una única función: darte información sobre lo que está ocurriendo. Si pudieras reprimirlas estarías a ciegas y no sabrías cómo reaccionar.
Las emociones negativas te previenen. No luches contra ellas. Debes entenderlas y obtener toda la información posible para enfrentarte al reto del que te están alertando.
- El miedo te avisa de que no tienes recursos para abordar lo que está sucediendo. Refleja una desproporción entre la situación y los recursos con los que cuentas.
- El enfado lo sientes cuando vulneran tus derechos o necesidades. Te empuja hacia el ataque o la defensa para hacerte respetar.
- La tristeza te indica la pérdida de algo valioso para ti y te prepara para superar esa ausencia.
- Sientes alegría cuando algo te resulta agradable. Te motiva a experimentarla de nuevo con conductas que vuelvan a generarla.
Considera tus emociones no como algo bueno o malo, sino como la fuente de información que te ayudará a ser más consciente de ti mismo.
- Descubre el mensaje oculto de tu lenguaje corporal
Si te cuesta identificar tus emociones, fijarte en tu lenguaje corporal te dará muchas pistas de lo que está ocurriendo en tu interior.
Por ejemplo, hay gente que al inicio de un enfado se cruza de brazos porque empieza a sentirse agredido. Si relacionas este tipo de cambios en el tus gestos, tus emociones serás capaz de detectarlas mucho antes.
Y no sólo se trata de cambios posturales. Las emociones también provocan manifestaciones fisiológicas automáticas como rubor cuando te enojas o presión en el pecho cuando estás triste.
Empieza a encontrar patrones en las sensaciones físicas que experimentas cuando se desencadenan en ti determinadas emociones y te convertirás en un maestro Jedi emocional.
- Controla lo que piensas para controlar cómo te comportas
Muchas personas se excusan diciendo que en los momentos emocionales pierden el control y no son dueños de sus actos. Pero sólo tienen razón en parte.
Los sentimientos son el resultado de la emoción y de lo que piensas sobre esa emoción. No puedes evitar la emoción, pero sí que puedes modificar tus pensamientos al respecto.
La próxima vez que sientas una emoción, presta atención porque significa que en breve te va a invadir un pensamiento. Decide entonces qué pensamiento quieres tener y cómo deseas comportante.
Y si todo falla, existen algunas otras técnicas de emergencia que pueden ayudarte:
- Si estás muy nervioso o ansioso, refréscate la cara con agua muy fríae intenta que te dé el aire. Ya que así puedes reducir la ansiedad.
- Evita las bebidas con cafeína.Incrementa tu nerviosismo y niveles de ansiedad.
- ¡Ejercicio! reduce la ansiedad y mejora la confianza en ti mismo.
- Duerme lo necesario.Cuando duermes generas endorfinas y reduces los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Por eso cuando no has dormido bien estás más irritable.
- Busca el porqué de los demás
El error que comente casi todo el mundo cuando observa una reacción en alguien es juzgar únicamente la reacción, cuando detrás de ella hay muchísimo más oculto a sus ojos.
Acostúmbrate a pensar en qué sentimientos puede haber detrás de esa reacción. ¿Qué emociones y pensamientos puede estar experimentando esa persona? Si te está insultando, ¿es posible que te tenga miedo y crea que la mejor forma de defenderse sea alterándote?
Buscando el porqué de las reacciones conseguirás entender a las personas. Y te advierto que cuando cojas el hábito de hacerlo te costará enfadarte con la gente, porque comprenderás entonces que casi todo el mundo tiene motivos para hacer lo que hace.
- Lleva un diario emocional
Otra forma muy práctica y eficaz para mejorar tu inteligencia emocional es la de apuntar en una libreta tus sentimientos diarios.
Escribir tus emociones en una libreta reduce la actividad de la amígdala, responsable de la intensidad emocional.
Este beneficio fue especialmente evidente en el género masculino, y todavía más cuando fueron escritas a mano en lugar de tecleadas en un ordenador.
- Expresa tus emociones de forma asertiva
Ahora que ya sabes identificar y poner nombre a tus emociones, el siguiente paso sería aprender a expresarlas sin efectos adversos mediante la asertividad.
La fórmula general es “Me siento X (emoción) cuando haces Y (conducta) en la situación Z”, teniendo en cuenta lo siguiente:
Un ejemplo sería: “Me siento poco valorado porque llevo 5 años sin aumento de sueldo en esta empresa a pesar de toda mi dedicación”.
- ¡Conviértelo todo en conductas prácticas!
No intentes aprenderlo todo a la vez. Céntrate en una única cosa y conviértela en algo práctico para saber exactamente qué hacer y cuándo.
Una conducta emocionalmente inteligente sería convertir tu intento de prestar más atención en algo práctico. Por ejemplo apagando tu móvil y dejando de lado tus preocupaciones cada vez que te relacionas con alguien.
Ahora en lugar de hablar de un deseo (prestar más atención) estamos hablando de una conducta concreta a cambiar.
- Repitiendo la nueva conducta, tu plasticidad neuronal modificará sus conexiones para crear la vía neuronal del nuevo hábito hasta que se convierta en algo automático.
- Otra forma de reforzar un hábito es la visualización. Imaginarte a ti mismo haciéndolo activa el mismo circuito neuronal que la actividad real. Por eso los atletas olímpicos dedican horas a recrear mentalmente la carrera que harán el día de la competición.
Espero haberte ayudado con estos nuevos pasos para seguir mejorando y desarrollar aún más tu inteligencia emocional.
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Tu Coach.
Susi Nieto