Las tareas no se desvanecen de nuestra “lista de pendientes” por postérgalas día a día. Muchas veces el miedo nos paraliza y las dejamos para el final del día y luego para el día siguiente o bien las vemos tan grandes que no sabemos por dónde empezar a resolver y pensamos que al día siguiente podremos iniciarla, pero pasa lo mismo.
Todo esto supone una pérdida de tiempo y energía (en nuestra mente están perennes ocupando un espacio innecesario), por lo que hay que mirarlas de frente y clarificar su importancia para poder continuar.
En todas esas ocasiones en que, consciente o inconscientemente, posponemos en el tiempo, los sentimientos de culpa y autoengaño suelen estar presentes en nosotros. ¿Por qué?
Porque están ahí, y somos conscientes de que nos persiguen y no estamos cómodas o tranquilas. Así que deja de aparentar estar muy ocupada o de ser muy exigente (excusas muy escogidas para postergar y además no sirven a m/p, pues hay que resolver si o si) y empieza a analizar las causas de esta barrera que te impide a veces conseguir tu objetivo o propósito.
Al trabajar en tu tarea, siente “Tu garantía de éxito” no como un resultado cuantitativo o cualitativo, sino como el logro de haberla finalizado y registrarla como tarea cumplida, para así poder proseguir en la consecución de tus siguientes objetivos.
“Piensa que no todas las tareas son agradables de realizar pero si necesarias para continuar.”
Hay excusas de todo tipo, vamos a ver algunas:
- Falta de objetivos o falta de claridad en los objetivos:a veces las personas que suelen postergar lo hacen por falta de claridad en sus objetivos. Si te fijas objetivos que no están relacionados con tu escala de valores, difícilmente seguirás un plan de acción hacia el éxito. Nuestros objetivos deben estar siempre alineados con nuestros valores. Si uno de mis valores principales es la honestidad difícilmente conseguiré ser feliz en un trabajo dónde mi jefe no lo es y hay mucho movimiento insano al respecto. Eso me creara mucha insatisfacción y miedo a perder mi trabajo.
“Tendemos a postergar lo que consideramos obligación y lo que nos da miedo.”
Perfeccionismo:Hace tiempo aprendí que no hay que enfocarse en lo que nos falta si no en los recursos que tenemos, el mismo refrán lo dice (No es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita) y es bueno aplicarlo a todos los ámbitos de nuestra vida, no sólo al económico. Si esperamos a tener todo no avanzaremos nunca, siempre estaremos esperando pues nunca será suficiente.
El nivel de rendimiento exigido es irreal, creemos que no podemos continuar sin dar ese paso que nos hace falta y eso a su vez genera un sentimiento de culpa por no poder cumplir con nuestras directrices opresivas. Se crea un círculo vicioso del que no se logra salir ni avanzar pues siempre habrá una excusa para no terminar.
Diálogos internos relacionados:
“Tengo que volver a repasarlo de nuevo no sea que por no estar lo suficientemente ajustado tenga faltas que no haya visto y me estampe”.
“O lo hago bien o no lo hago”.
“Hasta que no lo deje perfecto, no lo doy por terminado”… etc.
- Resistencia al cambio:nos da miedo cambiar, progresar, crecer o salir de nuestra zona, pues nos da miedo lo desconocido “nuevas normas” a las que no estamos habituados y que nos generan ansiedad. Pensamos que no nos sentimos preparadas y debemos hacer más cosas hasta conseguirlo.
Diálogos internos relacionados:
“Si dejase de salir tarde del trabajo, tendría más tiempo para invertir en mi proyecto, pero siempre me lían”.
“Aunque lo haga de este otro modo, el resultado va a ser el mismo”
- Miedo al malogro:el miedo es muy común en la persona que posterga. Para evitar sentir la ansiedad de vernos más cerca de nuestra meta, seguimos haciendo acciones para seguir posponiendo que, de otra forma, nos acercarían a ella. Se retrasa el momento de pasar a la acción, con la intención inconsciente de no sentirse inadecuada frente al objetivo.
Diálogos internos relacionados:
“Antes de dejar definitivamente mi trabajo tengo que… (seguir añadiendo más y más tareas irrelevantes a mi proyecto)”.
“Prefiero no hacer nada antes que fracasar”.
- Garantías de triunfo:Todo está relacionado. Si no sientes o tienes garantía de triunfo, te vienes abajo y no encuentras motivación para seguir con la tarea e introduces cada vez más actividades o tareas distintas para ver si de esa manera la otra se pierde en el tiempo, pero en la mente sigue estando y eso crea ansiedad o preocupación. También es habitual buscar garantías de éxito incluso antes de comenzar las mismas actividades, por lo que no se empieza nunca. Así, a medida que el trabajo se va acumulando, te sientes cada vez más abrumada y saturada, encontrando el pretexto perfecto para no progresar.
Diálogos internos relacionados:
“Cuando tenga mil visitas diarias en el blog, o 15 clientes, me despido”.
“Necesito más información, me falta práctica, me falta experiencia, me faltan estudios”.
- Bloqueo:la mezcla de todas o algunas de las anteriores da como resultado bloqueo mental, saturación derivada de la aparición de sensación de impotencia (“es que no puedo con todo”), angustia (“se me va de las manos”) e incapacidad de priorizar (“no sé por dónde empezar o seguir”).
Diálogos internos relacionados:
“Si esto me supone un esfuerzo es que no es el momento. Lo dejo para más adelante”.
Remedios ante la postergación:
La postergación a veces se convierte en un hábito y por eso continuamente nos sentimos fracasadas, entonces debemos:
1.-Tomar conciencia de que en efecto estamos postergando. Pregúntate ¿Suelo hacer cosas irrelevantes para mi objetivo sabiendo que existen cosas realmente importantes que hacer? ¿Suelo lamentarme después cuando no las hago? ¿Pospongo decisiones incómodas? ¿Utilizo mucho frases del tipo “tengo que”, “tendría que” o “debería”?
Cuando utilizamos ese tipo de frases, nuestro cerebro automáticamente las identifica como una obligación y como algo que requiere esfuerzo y sacrificio. Con esos ánimos, ¿quién va a ponerse en acción?
2.- A la hora de hacer un plan, a bote pronto a muchas de nosotras nuestro propósito se nos podría antojar muy difícil de conseguir o muy lejano de alcanzar. Una manera de que esto no nos ocurra es dividir el logro de nuestro propósito en diferentes peldaños. Como los de una escalera. Que ya explicaré en el siguiente post.
3.-Otra recomendación es pedir ayuda o asesoramiento.
Y tú, ¿qué excusas sueles poner para postergar?
Por Susi Nieto, Coach profesional
Blog: Reinvéntate y aprende a desaprender
Página web: Susinieto.com